Naturalmente, y como
consecuencia directa, de esta proliferación, surge la necesidad de
evaluar su eficacia. Para ello, además de emplear criterios e
indicadores desarrollados en otros países, se han elaborado también
algunas propuestas, como fueron en su momento los “Criterios de calidad para intervenciones con hombres que ejercen violencia en la pareja” del Grupo 25, o el “Informe sobre Criterios Comunes para Programas de Intervención Reeducativa con Hombres Agresores en Violencia de Género”,
que fue impulsado por el Ministerio de Igualdad. A modo de resumen,
podemos decir que, en términos generales estos criterios contemplan
elementos relacionados con la orientación teórica y los contenidos de
los programas aplicados, con la formación y las características de
los/las terapeutas que los aplican, con los procedimientos de aplicación
y seguimiento de los resultados obtenidos, con la evaluación de su
eficacia, y con la relación que se establece con los sistemas penales y
de justicia.
En la medida que estos programas se extienden y
generalizan, son cada vez más los/as profesionales y los equipos
psicosociales y multiprofesionales que se van formando y especializando
en este tipo de intervenciones. Precisamente, el objetivo de nuestra
investigación fue conocer el punto de vista de estos profesionales.
Para ello optamos por una metodología
cualitativa, es decir, por acceder a informantes clave con amplia
experiencia en el tema y conocer sus puntos de vista y valoraciones.
Para ello se realizaron entrevistas semi–estructuradas on line a una
muestra de 65 profesionales con experiencia en implementar, gestionar,
y/o evaluar este tipo de intervenciones en España.
Como resumen de los resultados,
podemos comentar que las personas expertas entrevistadas estaban, en
general, satisfechas con los programas en los que habían participado y
los valoraban de forma positiva, aunque, en algunos casos, consideraban
que determinadas características de los participantes, y de los propios
programas podrían contribuir a favorecer o dificultar el éxito de éstos,
y que, por ejemplo, podrían obtenerse mejores resultados diseñando
intervenciones lo más personalizadas posible. De hecho, casi 2/3 partes
de profesionales consideraron que los programas de intervención en los
que, de algún modo habían participado, eran mejorables.
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Por lo que se refiere a posibles dificultades,
algo más de un tercio de participantes consideraron que los programas en
los que habían participado tenían alguna limitación importante, y éstas
se agrupaban en alguna de estas tres grandes subcategorías: a)
limitaciones relacionadas con los recursos materiales y/o económicos
para hacer frente a las necesidades y requerimientos de estos
programas.; b) limitaciones relacionadas con el tipo y
características de los maltratadores y, especialmente, con sus
reticencias y su falta de motivación para el cambio; y c)
limitaciones derivadas de la necesidad de trabajar en coordinación con
otros profesionales con formación y/o criterios diferentes
(especialmente, con personas procedentes del estamento judicial).
En relación con estas dificultades, y a modo de conclusión,
cabe destacar de modo muy especial dos ideas. Por una parte, comentar
que la reflexión sobre la necesidad de flexibilizar e individualizar
estos programas, ajustándolos al máximo a las características de los
participantes, constituiría una propuesta de futuro muy relevante, que,
además, coincide con los resultados de otros análisis descritos en la
literatura científica sobre el tema. Por otra parte, destacar las
dificultades asociadas a las resistencias de los maltratadores, y a su
participación no voluntaria y/o incentivada en ciertos tipos de
programas de intervención. Esto tiene entre sus consecuencias la falta
de motivación para el cambio, y la no asunción de responsabilidad en la
violencia cometida, aspectos éstos que comprometen claramente la
eficacia de las intervenciones, y lanzan un reto muy importante para un
futuro próximo, en el que cabe esperar seamos capaces de dar solución a
un problema social y sanitario tan grave como es la violencia contra las
mujeres en la pareja y que actualmente tiene, según las principales
autoridades sanitarias, proporciones epídémicas.
El artículo completo puede encontrarse en la Revista Psychosocial Intervention:
Ferrer-Pérez, V.; Ferreiro-Basurto, V.; Navarro-Guzman, C. y Bosch-Fiol, E. (2016). Programas de intervención con maltratadores en España: la perspectiva de los/as profesionales. Psychosocial Intervention 25 (3), 159-168.
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